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Muchos jóvenes tienen miedo a ser considerados viejos.
Lo sé, seguro. A mí me pasaba igual.
A los 24 años, me sentía como si tuviera 40.
Demasiado viejo, pensaba que la vida se me escapaba demasiado rápido, veía a mis amigos haciendo mejores cosas que yo, cobrando más que yo... y yo, mientras tanto, intentaba decodificar que era eso de "mi vida" y qué pinta debía tener.
Y seguí con la "carrera de la rata" y conseguí un trabajo en una buena empresa. Comencé desde abajo y fui subiendo.
10 años después, la cosa no había cambiado mucho.
Me sentía también demasiado viejo, pensaba que la vida se me escababa muy rápido, veía que mis amigos hacían otras cosas mejores que las que yo hacía, estaba harto de mis jefes y del supuesto glamour de vivir un año en Londres y otro en Frankfurt. De tener un BMW, de tener un supuesto éxito en mi trabajo. Estaba harto.
Quería emprender algo por mí mismo. El mundo corporativo ya no era para mí.
10 años después.
Empresario, con decenas de empleados, constructor e inmobiliario. Me sentía también demasiado viejo, pensaba que la vida ya iba en piloto automático hasta la jubilación, veía a mis amigos tan desesperados o abotargados como yo, harto de mis clientes y de frustraciones con mi propio trabajo y mi propia vida.
Tenía éxito material y económico, pero era totalmente infeliz.
Tiempos difíciles.
Siempre los hay. Siempre los habrá.
Pero fíjate qué curioso...
Han pasado casi 30 años desde aquel primer yo de 24... y ahora mismo no me siento ni un día mayor de, digamos, 28 años.
Siento que estoy empezando, que tengo muchas cosas por delante que me ilusionan (algunas las espero, otras no... pero me comienzan a gustar también esas sorpresas).
Estoy en paz conmigo mismo y me despierto cada día con ganas, con alegría, satisfecho y feliz con lo que hago.
Mi única competencia ahora es mi yo de ayer.
¿Qué ha cambiado?
Reflexionando sobre ello, me doy cuenta de que es prácticamente imposible no sentirte viejo cuando eres joven.
Pasan tantas cosas a tu alrededor, constantemente, que esa sensación de FOMO (miedo a perderte algo) está siempre presente.
Pasan tantas cosas en un solo día que sientes que, si no estás preparado, te vas a perder muchas cosas.
Y el mundo alrededor no ayuda.
A esa edad, e incluso después en demasiados casos, la mayoría de nosotros todavía vivimos a la sombra de nuestros padres, que constantemente nos dicen que nos estabilicemos.
Termina tus estudios. Si no, no serás nada en la vida...
Consigue un trabajo. Serio. Colócate bien para vivir tranquilo el resto de tu vida.
¿No piensas casarte? ¿No vas a sentar nunca la cabeza, darme nietos?
¿Qué esperas para tener hijos? Se te va a pasar el arroz...
Compra esa casa. Ese coche.
Sentimos que estamos en una línea de tiempo que no hemos elegido libremente.
Que nos metieron en ese caja sin pedirnos permiso.
Y si nos ponemos a analizarlo, y nos sentimos confusos, desinteresados por lo que estamos haciendo en la vida, desencantados por el camino y las decisiones que hemos estado tomando...
lo de sentirte viejo se magnifica.
¡Se nos pasa la vida! ¡¡¡Se nos pasa el arroz!!!
No hemos logrado entenderla a tiempo y pensamos que el juego ya se ha terminado. Que vamos en piloto automático.
Te propongo un trato.
Puede que sea cierto, que ya no tienes elección y sólo te queda sentirte viejo cuando eres joven.
Pero sí tienes elección de sentirte joven cuando eres viejo.
Peeeeero...
para que eso suceda, debes retar tus creencias. Las creencias bajo las cuales operas y vives.
Las que generan cajas, techos, muros, murallas... que te limitan y te encierran.
Yo he tenido creencias toda mi vida.
Creía que la única forma de tener una gran vida era tener un empleo seguro en una gran empresa.
Me equivocaba.
Después creí que la única forma de tener una gran vida era tener una gran seguridad económica, generada por mi propia empresa.
Me equivocaba.
Creía que si hacía felices a mis padres siguiendo sus consejos y planes para mí, aunque yo me sintiera traicionado, tendría una gran vida.
Error.
Creía que si me convertía en alguien muy bueno en algo, sería feliz haciéndolo.
Pues no.
Creía que sería feliz si era capaz de gustarle al mundo.
Tampoco.
Hoy sé que todas esas creencias eran limitantes.
Pero eran las creencias bajo las que viví mi vida, como empleado y como emprendedor.
Pero me reté a mí mismo a cambiarlas...
porque estaba claro que no me estaban ayudando.
Había seguido las indicaciones de aquel GPS, y sin embargo me sentía más perdido que nunca.
Así que era momento de cambiarlas.
Sólo si cambias las creencias que te limitan, que limitan tu vida, serás capaz de incorporar creencias nuevas que, estas sí, te den alegría, esperanza, satisfacción.
Y claro que estoy seguro de que todavía tengo creencias que limitan mi forma de pensar.
Todos, TODOS, las tenemos.
Pero lo bueno es que ahora estoy constantemente poniéndolas a prueba. Retándolas.
Te aconsejo que hagas lo mismo.
Pregúntate, "¿Cuáles son mis creencias fundamentales, aquellas que me están limitando, que no me dejan ser libre?"
Hey... por cierto...
No estás mayor. No eres viejo. O vieja.
DATE LA OPORTUNIDAD Y EL ESPACIO DE PROBAR, DE INTENTAR, DE EXPERIMENTAR.
Te queda una vida maravillosa por delante, esperando a ser vivida.
Deja de pensar en ella y comienza a vivirla, ahora.
Sólo tienes una.
Y quizás, sólo quizás, apenas comienza.
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¿ME OYES?
el podcast de esta semana en Libros para Emprendedores le va a ser muy útil a aquellos que se sientan a veces sobrepasados por la cantidad de información a la que están sometidos, y quieran darle orden... y ser productivos de verdad. Es uno de los libros más celebrados de los últimos meses: CREA TU SEGUNDO CEREBRO.
En MENTOR360 seguimos creciendo como nunca, con mentores espectaculares cada día. No te lo estés perdiendo:
El lunes, con Iñaki Gutiérrez, hablamos de Reinventar tu negocio.
El martes, con Miguel Barco, vimos cómo comenzar a hablar en público.
El miércoles Humberto Herrera nos compartió su visión de qué es una marca personal.
El jueves Inés Torremocha nos señaló la relación entre horóscopos y ventas.
Y el viernes, el mítico Juan Ramón Lucas nos compartió sus secretos para la eterna juventud y nos habló de la importancia del sueño y de cómo implementarlo bien.
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LIBRO QUE ESTOY LEYENDO
Estoy repasando Play Bigger, de Al Ramadan y varios más, y me recuerda que, hoy en día, no es suficiente con crear un gran producto y esperar que se venda en el mercado en el que estés...
Debes crear un nuevo mercado para tu producto. Es la única forma de ser el #1 en tu mercado.
Pero por muy lucrativo que pueda sonar... también es difícil conseguirlo.
Será el libro que te resuma la próxima semana en el podcast. Por qué no te suscribes y me dejas 5 estrellas, en Spotify o en Apple Podcasts. Quid pro quo, ¿no?... 🙂
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LA PREGUNTA DE LA SEMANA
Estoy convencido de que muchos de los que lean esto se van a sentir identificados con las mismas sensaciones que yo sentía en cada etapa de mi vida... Pero me gustaría que lo pudiéramos medir.
Te pido que puntúes cómo te sientes actualmente y qué tipo de trabajo realizas.
Haz click aquí para enviar tu respuesta (es puramente estadística, y curiosidad)
Puedes escribirme, por supuesto. Es un placer poder saber de ti y de todos mis seguidores. Por email (puedes responder a este), o por mensaje directo en Instagram.
Quizás no los responda a todos, pero sí que me los leo todos toditos todos.
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